Nací en el 90, en un pueblo cerca de Barcelona.
Me formé en turismo porque era la respuesta a "qué te gusta hacer", pero más tarde me di cuenta que no se alineaba con "a qué me quería dedicar" que hasta día de hoy, creí que eran cosas distintas.
Disfruté muchísimo estudiando, fue mi primera toma de contacto con el mundo.
Mi profesora nos hacía rutas, nos detallaba cada lugar, qué ver, dónde ir, geografía, monumentos... Vamos, que gracias a esas clases viajé sin billete y aprendí.
Aunque aprendes e interiorizas realmente todo lo sabido cuando aterrizas en un nuevo lugar y dejas la teoría dentro de la mochila.
Me definiría como viajera en cuerpo y alma.
En cuerpo desde 2012 que fue cuando subí a un avión por primera vez y en alma desde siempre, me atrevería a decir.
Ganas de descubrir, explorar. Detenerme en lo minúsculo y observar. Quedarme asombrada por lo ínfimo de cualquier cosa y aprender.
Mis primeros viajes en solitario fueron desde Londres, donde viví un año y medio.
Ese fue un antes y un después, deje todo atrás, y no hablo de algo material. Crecí.
Si bien es cierto que la magia e inocencia de los primeros viajes solo dura eso, los primeros, pero siempre tengo la misma ilusión y ganas, emoción máxima cuando emprendo un nuevo lugar. Llevo intrínseco en mí el disfrute, como una niña pequeña.
De hecho, mi amiga un día me dijo que esto le gustaba de mí y que no lo perdiera nunca. Y sus deseos son órdenes.
Me encanta el previo al viaje, que también es viajar: buscar y organizarlo todo para en poco tiempo poder vivirlo en primera persona. Intentar buscar más allá de lo turístico, la esencia, el alma.
Lo que siento cuando viajo, esa sensación supongo que es una mezcla entre excitación e incertidumbre que en muchas ocasiones me ha hecho subir a un avión sin apenas haber dormido la noche anterior.
Casualmente la puntualidad no es mi mejor virtud, pero nunca he perdido un vuelo (eso no significa que no haya tenido que correr, y mucho, para no quedarme en tierra).
Desde hace unos años, mi objetivo es ver y disfrutar tanto como pueda. Prefiero decir "te acuerdas cuando" a que "qué hubiera pasado si…".
Nutrirme de experiencias es el objetivo, aprender y aunque me cueste a veces, dejarme llevar, que se me da genial. Fundirme con el destino y ampliar mis recuerdos.
Me identifico con la frase de Hunter S. Thompson que dice: "La vida no debería ser un viaje hacia la tumba con la intención de llegar a salvo con un cuerpo bonito y bien conservado, sino más bien llegar derrapando de lado, entre una nube de humo, completamente desgastado y destrozado, y proclamar en voz alta: ¡Uf! ¡Vaya viajecito!"
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Gracias por leer si has llegado hasta aquí.
Te deseo muchos viajes :)